Han pasado varios meses desde que somos
libres. En estos meses he conseguido la custodia de Aurora. No ha habido ningún
problema. Nos hemos unido mucho como familia. Somos todos felices. Los gemelos
se han casado en una boda doble. Todo fue muy bonito y gracioso. Incluso se han
comprado cada pareja una casa idéntica a la otra, pero solo por fuero por
dentro es todo muy distinto. Una casa tiene decoración minimalista mientras que
en la otra la decoración es hippie. Mireia y Tom son muy felices, el matrimonio
está esperando a su segundo hijo. Lara y Aurora se han hecho inseparables.
James me ha ayudado a que no vuelvo a
centro de psiquiatría, redacto un informe donde decía que no tenía ningún
trastorno y podía hacerme cargo de una niña sin ningún tipo de problema,
después de eso no lo hemos vuelto a ver.
Tanto Aurora como yo estamos viviendo con
mi pelirrojo. Somos una pequeña familia. Al principio no sabía que iba a hacer,
todos me decían que me quedase con ellos pero no me podía quedar. Así que hice
las maletas y cogiendo a la niña me fui, pero no llegue muy lejos. Incluso
antes de cerrar la puerta, mi pelirrojo me cogió de la mano y antes de que
pudiera decir algo me beso delante de todos.
- He sido un tonto intentando no hacerle
caso a mis sentimientos – me dijo. – No quiero perderte por mi cabezonería.
- ¿Qué quieres decir? – le pregunte con
lagrimas en los ojos.
- ¿Quieres ser mi novia y vivir conmigo? –
me pregunto.
- Pero también se tiene que quedar la niña –
le dije.
- Si puedes aguantar a este cabezota, la
niña será nuestra pequeñita – me dijo.
Después de aceptar nos dimos un gran beso,
todos nos felicitaron y desde ese día vivimos todos juntos. También descubrimos
que él es el único que nos puede ver porque es mi pareja para toda la vida.
Aurora nos llama papa y mama, la primera vez que lo dijo le explicamos que ella
ya tenía unos padres.
- Ya lo sé – nos dijo – pero ahora vosotros
sois mis nuevos padres.
Somos una familia pequeña. Hoy es el
cumpleaños de mi pelirrojo. Vamos hacer una pequeña fiesta en casa. Donde viene
toda nuestra familia y amigos.
Mi pelirrojo está hablando con los
gemelos. Y yo con unos compañeros suyos. La verdad es que nos hemos hecho muy buenos amigos.
Cada vez que podemos salimos en parejas y nos divertimos como si no tuviéramos
responsabilidades.
- P.J ha tenido suerte de poder celebrar su
cumpleaños – dice uno de sus amigos.
- ¿Por qué lo dices? – le pregunto.
- No te acuerdas, en una semana nos vamos a
una misión por tiempo indefinido – me dice con una sonrisa pero ojos tristes
por separarse de su familia.
Me quedo blanca como el papel. El vaso se
me cae al suelo. Mis ojos se me llenan de lágrimas. No me ha dicho nada. Queda
una semana y yo no sé nada. Todo comienza a darme vueltas.
- ¿Qué pasa? – me dice mi pelirrojo poniéndose
delante mi.
- Te odio – le digo llorando. – Nos dejas
solas.
- Cariño te lo iba a decir pero no sabía
cómo – me dice tratando de abrazarme.
- No
me toques – digo gritándole delante de todos. – Eres un mentiroso, en una
semana te vas y no sabes cuándo volverás.
Grito más fuerte y de repente me doblo de dolor.
Ahora mi grito es de dolor mientras todo se vuelve más borroso. Me veo mis
manos y aparece mi tatuaje. Grito y lloro del dolor que he sentido. De repente
todo se queda negro.
Sé que no he hecho bien al no contarle que me iba.
Pero de solo pensar que me voy a separar de mis las dos mujeres de mi vida me
mata por dentro. Ahora lo he empeorado todo. Estoy en la habitación con Sue y
un amigo que es médico. Aurora no para de llorar. No me quiere ni mirar porque
me echa la culpa de la situación de su mama.
Mi amigo me pide que me vaya de la habitación,
intento oponerme pero me dice que necesita estar sola con ella. Espero fuera.
Después de unos diez minutos mi amigo sale de la habitación. Me dice que Sue me
quiere ver.
Esta sentada en la cama. Sus manos tapan su cara.
Me acerco a ella y le abrazo. Intento que se tranquilice para poder hablar.
- ¿Qué pasa, mi amor? – le pregunto.
- Estoy embarazada – me dice mirándome los
ojos. – P.J tengo miedo y ahora tú te irás.
- Mi amor antes me mataba solo pensar en
dejaros y ahora no se qué hacer – le digo. – No quiero irme pero es mi trabajo.
- Lo sé – me dice limpiándose las lagrimas.
- Te prometo que esta será mi última misión
– le digo. – Después cuidare de todos vosotros – le digo tocándole la barriga
aun plana.
Han pasado seis meses desde que mi pelirrojo se
fue. Durante estos meses nos hemos enviado cartas con fotos para que vea como
estamos. No sabía cuando le tardaría en llegar. Pero siempre tenía
contestación. En su última carta me pedía que no le enviase más cartas porque
irían a un sitio durante un tiempo donde no podría recibir nada.
Se ha perdido casi todo el embarazo, pero le he
ido mandando fotos de la evolución de mi estado. Aurora está más que feliz de
saber que tendrá hermanitos. Digo hermanitos porque nos hemos enterado de que
serán mellizos. Decidí darle una sorpresa a mi pelirrojo cuando llegase a casa.
He decidido tenerlo en casa, al contarle la idea a P.J se enfado conmigo
diciendo que tendría que ir al hospital. Para mi suerte el no está aquí, así
que un amigo nuestro que es medico contacto un doctor que llevara el parto y
también es el pediatra de Aurora.
Llevo casi nueve meses embarazada, casi no puedo
ni moverme pero estoy feliz y a la vez nerviosa por traer a este mundo a mis
niños. Mi pelirrojo aun no ha vuelto y tampoco hemos intercambiado cartas.
Tengo miedo de que no esté aquí en el momento del parto. Mi niña me está
ayudando mucho.
Una mañana en
que nos estamos bañando las dos juntas después de haberme pintado mi
barriga con pintura, escuchamos la puerta de abajo cerrarse. Primero sale
Aurora y se pone la bata, después me ayuda a mí. Nada más abrir la puerta nos
encontramos con P.J, Aurora grita de alegría y se lanza a sus brazos. Yo
también me lanzo a sus brazos. De repente noto una contracción. Me separo de
ella y comienzo a respirar e inspirar hasta que se pase el dolor.
- ¿Qué pasa? – me pregunta mi pelirrojo
cuando me ve.
- Llevo así desde la madrugada – le digo. –
El médico ya viene.
- ¡Pero porque no estás en un hospital! – me
grita.
- Primero te tranquilizas – le digo
enfadándome un poco – y segundo me dijo que tardaría horas en dilatar. Solo
tengo que controlar las contracciones.
Diez minutos después llega el médico. Yo estoy
tumbada en la cama, mi pelirrojo me coge de las manos y el médico con su
enfermera me están ayudando. A las cuatro de la tarde nace una niñita pelirroja
y a las cuatro y cinco minutos nace otra preciosa niña rubia.
Los días han pasado y toda la familia está reunida
en casa. Todos tienen ojos para las gemelas pero nuestra pequeña Aurora no deja
que nadie se acerca. Así que ha creado una ilusión. Nos reímos porque no
tardara en dolerle la cabeza. Somos muy felices. Mi pelirrojo ha dejado las
misiones para quedarse con todas sus mujeres. Nuestros amigos se burlan de P.J
porque se volverá loco con tanta mujer.
Nos hemos dado cuenta que mis niñas son mujeres Kyvattarius. Así que mi pelirrojo las
protege de todo. Sé que en un futuro será un problema pero como familia lo
afrontaremos. Somos tan felices que nada ni nadie nos harán que nuestra
felicidad desaparezca. Como mujeres Kyvattarius
sobreviviremos a todos y sernos muy felices.
FIN