viernes, 10 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 8

Aparco el coche delante de una casa familiar. No sé cómo hemos llegado vivos aquí. Tampoco sé como ningún policía me ha parado por mi forma de conducir. Durante el trayecto el coche se me ha calado muchas veces, no controlaba muy bien la velocidad, muchas veces hemos estado a punto de tener algún accidente, frenaba muy de golpe o aceleraba demasiado. No he aparcado muy bien el coche, pero la cuestión es a ver llegado. Juan esta medio inconsciente. Me bajo del coche. Camino hacia la puerta y toco el timbre. Me abre la puerta uno de mis amigos que ya se ha hecho mayor. Tendrá unos veinticinco años. Ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi.
-  ¿En qué puedo ayudarte? – pregunta.
-  Tom, soy Sue – le digo.
Abre y cierra la boca. Me mira, cierra y abre los ojos. Me comienzo a reír, no pensaba que estaría tan bien disfrazada. Espero a que diga algo pero no reacciona. Me rio más fuerte y detrás de Tom aparece mi mejor amiga y la mujer de Tom que ahora tendrá unos veintitrés años. Ella sí que me reconoce porque nada más verme comienza a gritar y me abraza. Lloramos. La he extrañado mucho durante estos años. Nos enviábamos cartas pero no es lo mismo que hablar con la persona cara a cara.
-  Necesito que me ayudes Tom – le digo y el asiente. – ¿Puedes aparcar el coche en tu garaje?
-  Dame las llaves – dice.
Vamos juntos hacia el coche. Le digo que no se asuste por lo que vea. Entramos en el coche. Yo detrás y él como conductor. Me abrazo a Aurora. Ella esconde una cabecita en mi cuello y comienza a llorar. Sé que está muy asustada porque yo también lo estoy. No tarda en entrar el coche en el garaje.
-  No hagáis preguntas – les digo cuando salimos del coche.
Aurora se queda con mi mejor amiga mientras ayudo a Tom a sacar a Juan del coche. Vamos a la habitación de invitados. Dejo a Tom con Juan en la habitación. Mireia y yo nos vamos con los niños. Aurora está jugando con Lara en el salón, Mireia y yo tomamos un café. Nos contamos todo lo que ha sucedido en nuestras vidas desde que nos separamos.
-  ¡Sue! – grita Aurora.
Dirijo mi mirada hacia donde mira Aurora. Me encuentro con mis padres e hermano. Hablan con Aurora, pero ella está asustada. Le sonrió. Con este gesto le transmito que no pasa nada. Me levanto y me voy al baño con la niña. Cierro la puerta y las dos nos sentamos en el suelo.
-  No pasa nada cariño – le digo. – Son tus tíos y primo – le acaricio el cabello.
-  No los conozco – dice la niña.
-  Ella es la hermana de tu papa, ellos su marido e hijo – le digo.
-  Hola pequeña – les dice mis padres a la vez.
-  Hola primita – dice mi hermano.
- Cariño, ellos son mis padres – le digo.
- ¿No eres mi hermana? – me pregunta poniendo morritos.
-  Soy tu prima – le digo dándole un beso en la cabeza.
-  No te preocupes pequeña – dice mi madre. – Todo irá bien, nosotros os ayudaremos en todo lo que podamos.
Hablamos un poco más con ellos. Para no levantar sospecha no tardamos en salir del baño.

Hemos decidido que pasaremos la noche aquí para que Juan descanse. No les he dicho el nombre de Juan ni el de Aurora. Ya le dije a Aurora que no dijera su nombre para que no corrieran peligro las personas que nos ayudan. Así que cuando la hija de mis amigos le pregunto cómo se llamaba, curiosidad de los niños pequeños, ella le dijo que se llamaba princesa. Los adultos nos reímos del nuevo nombre de la niña. Después de cenar todos nos vamos a dormir, pero antes visitamos a Juan.

A la mañana siguiente Juan está mucho mejor, así que sin perder el tiempo nos vamos. Nos despedimos de mis amigos y les prometo estar en contacto. Esta vez conduce Juan aunque aun le duela un poco la pierna. Al irnos tan pronto la niña sigue durmiendo. Así que subo en la parte de atrás del coche para estar con ella. Durante el camino Juan me cuenta que iremos a otra propiedad suya.
Tardamos como dos horas en llegar a su propiedad. Esta en un pequeño pueblo. Hay poca población. Su casa está un poco apartada del pueblo. Cuando salimos del coche tapo a la niña con una manta para que nadie la vea.
La casa es pequeña. Tienen tres habitaciones incluyendo un pequeño baño y una cocina salón. Una de las habitaciones hay un baño. Juan nos dice que la niña y yo nos instalemos en esa habitación mientras que él ocupara la de al lado.
Cuando entro en la habitación tumbo a Aurora en la cama. Mientras yo voy al baño a ducharme. Aun me sorprendo cuando me miro al espejo. Toco mi cabello. Aun lo siento largo. Me cuesta acostumbrarme a tenerlo tan corto. Después de ducharme me maquillo. Me delineo los ojos, rímel y pintalabios rojo. Cogiendo la bolsa de la ropa que me ha dado Juan, cojo otro top y unos pantalones cortos. Por último unos tacones. Al salir del baño despierto a la niña para ducharla y cambiarla. A ella le pongo un vestido que ha comprado Juan y las bambas que llevaba. Peino su cabello rubio en una trenza de corona. Justo cuando termino llaman a la puerta.
-  Chicas coged todas las cosas, nos tenemos que ir – dice Juan en un susurro.
Sin decir nada cojo todo. Aurora me ayuda con su mochila. Vamos lo más rápido que podemos. Ya que no se sacado muchas, es fácil volver a guardar todo. Antes de salir me pongo unas gafas de sol. Cogiendo a la niña de la mano salgo de la habitación donde Juan nos está esperando con su propia bolsa de viaje.
-  Hay una persona en la puerta – me dice. – Saldremos por la puerta y diremos que nos vamos de viaje.
-  ¿Pero quién es? – pregunto
-  Ahora lo veras – me responde él cogiendo mi bolsa y así yo solo llevo la mochila de la niña.
-  Es James – dice Lucas
-  ¿Quién es James? – pregunta la niña y Juan se detiene para mirarla.
-  Simplemente sabemos que es él – le digo a Juan. – Es una medico – le digo a la niña.
-  Viene a buscarte Sue – dice mi padre.
-  Que no te descubra – dice mi madre.
-  Estaremos bien – digo para que no se preocupen.
Pero la verdad es que no sé como saldremos de esta situación. ¿Cómo habrá llegado James hasta esta casa? ¿Cómo sabe que estaríamos aquí? Son preguntas donde no hay respuesta. Juan me pide tranquilidad con la mirada antes de abrir la puerta, yo hago que la niña guarde silencio. Al abrir la puerta nos encontramos con James. Lleva puesta una chaqueta, tejanos y unas bambas.
-  ¿Señor Juan? – pregunta James y Juan asiente. – Le vengo a preguntar sobre Sue.
-  ¿No es la amiga de mi hija? – pregunta Juan como si no supiese nada. – La primera y última vez que la vi fue en el centro.
Yo me escondo detrás de Juan con la niña. James le cuenta que he desaparecido y ya que la última persona con la que hablo fue con él, quería saber si sabría donde podría a ver ido. Juan le responde que no sabe de mí. Después le dice que tiene prisa porque tiene que realizar un viaje con unos familiares. Juan comienza a andar con las maletas. Cuando James me ve nos quedamos mirándonos. Sonrió y sigo andando. Cerrando la puerta detrás de mí.
- Niñas mías recordad que sois unas Kyvattarius y corréis peligro – dice mi madre.
-  Lo sé madre – digo caminando hacia el coche.
-  Vuestro peligro se encuentra en el coche – dice mi madre asustada.
-  Hay una bomba – grito. – Juan el coche – grito.
Justo en el momento en que me giro cogiendo a Aurora en brazos y protegiéndola con mi cuerpo el coche explota. Me abrazo con fuerza a la niña. Siento como la niña comienza a llorar. La onda expansiva de la explosión nos hace terminar en el suelo.
Cuando consigo ponerme de pie. Me giro para buscar a Juan. Veo que esta tumbado en el suelo. Con la niña en brazos corro hacia él.
No puedo seguir ayudándote – me dice en un susurro. – Cuida de mi hija – comienzo a llorar.
-  No te va a pasar nada, llamaremos a una ambulancia – le digo.
-  Llévate tu bolsa de viaje – dice. – Se feliz con la niña.
-  Gracias por todo – le digo.
James se ha acercado a nosotros con móvil en mano. Juan ha sufrido algunas quemaduras y seguramente diversos golpes por la onda expansiva. Cojo la bolsa y llevando todo el equipaje me voy con la niña.

-  James nos tenemos que ir – digo.
-  ¿Pero lo dejaras aquí? – pregunta él persiguiéndome
-  James él lo ha deseado así – digo, él me mira y yo me rio. – James, soy Sue. 

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