viernes, 3 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 7

Hoy estoy haciendo la maleta. Hoy me trasladan a otro centro. Pero no llegare al otro centro. Me escapare. Aunque en el proceso puede que resulte herida. Hace una semana vino un familiar de una amiga a visitarla. No lo había visto antes porque estaba en la cárcel. Cuando lo conocí mi cabeza no paro de darle vueltas a una idea. Acepto ayudarme a cambio de una cantidad de dinero. El dinero lo extraeré de la herencia.

Estoy en el coche. De camino a mi libertad. Cuando vamos por la autopista un coche sin matricula viene de cara hacia nosotros. Haciendo impacto. Cierro los ojos. Me duele la cabeza. Otros coches comienzan a impactar con nosotros haciendo que vaya de un lado a otro. Al no sentir más impactos vuelvo a abrir los ojos. Abren la puerta. Un hombre con peluca, gorra y gafas me coge en brazos y me saca. Cuando estoy fuera del coche me libera para que pueda escapar libremente. Comenzamos a correr. La segunda parte del plan es encontrar un disfraz para esconderme y por ultimo ir a buscar a mi prima.

Llegamos a una cabaña apartada. Es la casa de mi cómplice. Es un hombre de treinta y ocho años, es el padre de mi amiga del centro que fue acusado por la muerte de su mujer y protegiendo a su hija. Lo primero que hago es cortarme el pelo hasta los hombros y teñírmelo. Me despido de mi pelo que me llegaba hasta la cintura. Cambio mi pelo rubio por un negro azabache. También me tiño las cejas para que no se note nada. Después me ducho. Y por ultimo ropa y maquillaje. Mientras tanto mi cómplice se ha rapado el pelo como un militar, se ha puesto unas gafas negras, camiseta, tejanos y unas botas militares. Mientras yo llevo un top dejando ver mi piercing del ombligo que me he cambiado por otro. Después me he puesto una mini falda y por ultimo unas botas hasta la rodilla con un poco de tacón. Me he puesto rímel y pintalabios rojo. Al terminar me veo en el espejo y no parezco yo.

Vamos en un coche. Estamos de camino a la casa de acogida donde se encuentra mi prima. Durante el camino escuchamos las noticias en la radio. Hablan del accidente. La suerte es que solo ha habido heridos y ningún muerto. No dicen nada más. Pero es solo es el principio. Aparcamos en el calle del al lado de la casa de acogida. Me pongo unas gafas de sol y salimos del coche. Hoy voy a tener a mi prima a cualquier precio. Antes de tocar el timbre se oyen disparos. Sin pensarlo dos veces mi compañero tira la puerta y dentro hay cuatro hombres con mascaras. Han disparado al techo. Nos han oído así que comienzan a disparar contra nosotros. Lo esquivamos como podemos. Él saca una pistola y también comienza a disparar mientras yo recorro toda la casa en busca de mi prima. En el salón no la encuentro. Corro a las habitaciones. Voy abriendo puerta en puerta. Después de seis puertas encuentro una habitación de niñas vacía. Entro cerrando la puerta. Me tumbo en el suelo y miro debajo de una de las camas. En ella hay cuatro niñas escondidas con los ojos cerrados.
-   ¿Aurora? – pregunto en un susurro.
-  ¿Sue? – dice una niñita de unos cinco años.
Sale del escondite y nos abrazamos. Cogiendo su mochila cojo varia cosas. Y salgo con ella en brazos. Salimos por la puerta trasera. Corro. No para de correr. Nadie se ha dado cuenta que una de las niñas no está. Voy hacia el coche. Cuando llego hago que la niña se siente en la parte de atrás del coche. Yo me siento en el asiento del conductor. Respiro un par de veces antes de comenzar a conducir. Solo di unas cinco clases con unos amigos. Antes de entrar en el centro tenía unos amigos que eran mayores que yo, entre todos nos entendíamos y no les importaba que fuera mucho menor que ellos. Nadie me hacía preguntas, solo estaban conmigo y me protegían. Durante este tiempo he sabido de ellos a través de cartas. Éramos cinco chicos y dos chicas contando conmigo. Uno de ellos se había casado con mi amiga en una noche de locura. Otro de ellos murió en un accidente de avión, todos lloramos por su muerte. Los dos gemelos han creado una pequeña empresa y por ultimo esta el pelirrojo, el temible le llamábamos. Era el mayor de todos. Lo último que supe de él es que ahora mismo está en la guerra. Nos conocíamos por ser vecinos. Pero todos nos hicimos muy amigos ya que teníamos un punto en común.

Como puedo llego a la casa de acogida con el coche. Aparco el coche y antes de salir le digo a Aurora que se esconda como pueda. Entro en la casa con pistola en mano. Pronto llegaran los policías. Hay un hombre en el suelo, está rodeado de un charco de sangre. Hay otro inconsciente, faltan dos más pero no los veo. Busco a mi compañero. Esta detrás de un sofá medio inconsciente. Con heridas en una de las piernas y otro en el brazo. Está perdiendo mucha sangre. Le ayudo a ponerse en pie y cómo podemos salimos de la casa. A lo lejos se escucha la sirena de policías. Cuando llegamos al coche lo subo en el asiento de copiloto y yo subo al otro lado. Arranco el coche y me voy. Voy a un descampado y aparco el coche ahí. Juan, mi cómplice, esta inconsciente.
-  Aurora dame dos prendas de tu mochila – le digo a mi prima.
-  Toma – dice la niña dándome dos camisetas.
Desgarrando las camisetas, le hago un torniquete en la pierna y brazo de Juan. Mientras tanto intento que recupere el conocimiento.

Salgo del descampado. Intento no derrumbarme. Conduzco, aunque un par de veces no hemos tenido un accidente de milagro. Primero tengo que curar a Juan, no puedo llevarlo a un hospital. Harían muchas preguntas. Así que me tocara volver al pasado. Sigo conduciendo con un destino en mente. 

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