martes, 28 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 10

Me despierto gritando y llorando. Miro a mí alrededor y estoy en una habitación. Me toco el pecho y noto que no hay nada. Dejo de gritar pero sigo llorando. Cuando giro mi cabeza me encuentro con Aurora que también está llorando, por nuestras miradas sé que hemos tenido la misma pesadilla.
 -  Esto es una pasada, podéis soñar lo mismo – dice mi hermano.
 -  No es bonito – le digo a mi hermano mientras voy a la cama con Aurora.
 -  Se acerca el peligro – dice mi padre detrás de Lucas.
 -  Os vienen a buscar – dice mi hermano.
Me pongo de pie y cogiendo a la niña voy hacia la ventana. Solo hemos cogido su mochila y unas chaquetas. Cuando terminamos de ponernos los zapatos abren la puerta. Aparecen policías y detrás de ellos va James. Nos ha traicionado. Cojo a la niña con más fuerza para protegerla de todo y de todos. La verdad es que confiaba de James, después de todo lo que nos hemos contado pensaba que éramos amigos. Me equivocaba y ahora mi prima corre peligro.
 -  Juntaos y aparecerán nuevos dones – dice mi madre.
No sé de qué dones habla mi madre. La verdad es que tanto Aurora como yo no sabemos que sucederá. Aurora solo es una niña que ha tenido que creer y dejar un poco su infancia de lado para seguir adelante con la vida. Las dos nos damos cuenta que nuestra vida ha cambiado de un momento a otro.
Los policías se acercan poco a poco a nosotras. La niña y yo nos cogemos de las manos. Cerramos los ojos y buscamos el despertar de nuestros dones. Al abrir los ojos miramos hacia James. Veo el alma de cada persona presente en la habitación. Tienen alma pura. Sé que no quieren que nadie salga herido.
 -  Bomba – dice Aurora.
 -  Si no nos dejáis irnos, activare la bomba – les digo a todos.
 -  No hay ninguna bomba – dice James.
 -  Si la hay – digo cogiendo de la mano a la niña. – La lleva él, en su cintura.
James lo sigue negando y se abre la camisa que lleva para enseñarles que no lleva nada. La verdad es que no lleva nada pero acabamos de descubrir que mi prima tiene el poder de hacerles ver lo que ella quiere que vean. Cuando los policías ven la cintura de James bajan poco a poco las armas y nos dejan irnos. Hacemos que James ande delante de nosotras. Al llegar a la entrada del motel nos encontramos con más policías. Aurora y yo negamos con la cabeza, por lo visto no se nos hará fácil escapar. En mi cabeza sigue rondando el pensamiento de que la persona en quien confiábamos nos ha traicionado. Sigo viendo las almas, pero esta vez han cambiado. Algunas son puras, hoy unos que tienen el alma muy oscura y un par que no consigue ver bien su alma. Hacemos lo mismo que arriba y aunque James sigue negando la existencia de alguna bomba solo les creen dos personas, los hombres que no consigo ver su alma.
 -  Dolor – dice la niña cogiéndose la cabeza.
 -  Aguanta – le digo. – Solo un poco más.
 -  Quien no tiene alma, es vuestro cazador – dice mi madre.
Tanto mi prima y yo nos asustamos. Tenemos que salir de aquí cuanto antes. Sé que algunos harán lo que sea para que no pase nada pero hay dos en especial que nos quieren a la niña y a mí.
 -  Cuando puedas corre y escóndete – le digo a la niña. – Canta y ellas te salvaran.
Decido sacrificarme por ella. Mi prima tiene derecho a ser feliz y a vivir su vida con la mayor normalidad posible, aunque seguramente sea un poco difícil. Antes de separarnos abrazo a la niña con fuerza. Comienzo a cantar y ella sigue, le hago prometer que se cuidara y que repita la canción una y otra vez hasta que este con nuestras protectoras. Con un beso nos separamos. Veo como nuestros dones van disminuyendo según nos distanciamos. Veo como mueve los labios, susurra la canción.
Comienzo a andar hacia todos ellos dejando a James y Aurora atrás. Me acerco a esas personas que no tienen alma. Me pongo delante de ellos.
 -  ¿Quiénes sois? – pregunto aunque ya se la respuesta.
No hay respuesta. Según me voy acercando veo que están utilizando magia para ocultar su verdadero rosto. Sé que mi prima ha salido corriendo a esconderse porque uno de ellos se separa para ir en su busca. No le permito que avance mucho. Lucho. Recibo golpes, escucho gritos y algún disparo. Todo es un caos. No tengo mucho conocimiento sobre lucha, pero me defiendo como puedo. Tengo que darle tiempo para que Aurora consiga escapar. La verdad es que recibo muchos golpes y en uno de ellos termino en el suelo. Todo se queda en silencio.
 -  Boom – susurro antes de cerrar los ojos.
Primero siento como mi cuerpo sale impactado hacia una pared por una onda expansiva. Después todo queda en silencio durante unos segundos, después escucho gritos y sonidos que no consigo identificar. Pero todos quedo en silencio y solo escucho un llanto. Aun con los ojos cerrados busco a la dueña del llanto. Veo a mi niña. Esta aplastada por un cuerpo. Con las pocas fuerzas que me quedan abro los ojos y la busco. Al primero que localizo es a James. Arrastrándome voy hacia él. Esta inconsciente. Intento moverlo y al final lo consigo, liberando a Aurora.


Nos abrazamos y entre susurros cantamos nuestra canción buscando la protección de las mujeres Kyvattarius.

viernes, 17 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 9

Vamos en el coche de James. Aurora va más tranquila y se ha dormido abrazando a su peluche. Necesito que James me ayude así que le explico todo lo que se. Desde que los que decían ser mis padres eran mis tíos, hasta la razón por la que sabía que había una bomba en el coche.
 - ¿Sabes quiénes son? – pregunta mientras sigue conduciendo
 - No lo sé – le digo. – No es la primera vez que nos encontramos con ellos.
Le explico cómo recupere a Aurora. También le explico cómo supe que estaba allí. Seguimos en el coche hasta que se hace de noche y aparcamos en un motel de carretera. Pedimos una habitación para los tres. Nos hacemos pasar por una familia. Mientras Aurora y yo subimos a la habitación, James va a buscar la cena.
Mientras esperamos a James, Aurora y yo nos sentamos en una de las camas. Hay dos camas. Le deshago el peinado y la peino. Mientras lo hago le canto una canción que recuerdo muy poco. Habla sobre magia. Sobre mujeres muy poderosas que conocían un mundo mágico. En ese mundo estaban protegidas de todos, pero se iban de ese mundo porque sus corazones encontraron dueño.
 - ¿Papi vivía en ese mundo? – pregunta la niña
 - No, cariño – le digo mientras le sigo peinando. – La mami de papi vivía en ese mundo y sus hijos, mi mami y tu papi no conocieron ese mundo.
 - Nosotras tampoco – dice la niña.
Asiento. Vuelvo a cantar la canción. La segunda vez que la canto la niña se une. A la tercera vez que repetimos la canción las dos la cantamos a la vez. Seguimos cantando. Termino cerrando los ojos. Abrazo la niña. Cuando abro los ojos no nos encontramos en la habitación. Estamos en un mundo desconocido. Unas mujeres se acercan a nosotros. Todas llevaban el mismo vestido. Entre ellas se encuentra una mujer que me es muy conocida.
 - ¿Mama? – pregunto con lagrimas en los ojos.
 - Hola, hija mía – dice mi madre.
Comienzo a llorar. Abrazo más fuerte a la niña. Ellas me explican que al final todas las mujeres terminaron encontrado dueño a su corazón y ese mundo poco a poco fue quedándose abandonado. Pero las que habían ido con su amor verdadero comenzaron a morir y volvieron en el mundo donde nacieron. Así que todas las mujeres Kyvattarius cada vez que morían subían a ese mundo mágico. Me explican que si conozco la canción puedo subir siempre que lo desee y ellas me lo permitan.
 - Hija mía tenéis que cuidaros – dice mi madre. – Sois poderosas y cuando os juntáis vuestros dones se multiplican.
 - Pero madre yo estoy aprendido sobre mis poderes – le digo. – No sé cómo enseñarle a ella.
 - Os enseñareis mutuamente – dice una de las mujeres.
Mi prima y yo nos miramos. Sonreímos. Las mujeres nos piden que cantemos la canción otra vez. Las dos cantamos y las otras mujeres se unen a nuestro cantico. Cerramos los ojos mientras cantamos.
 - ¡Sue! – grita James.
Abro los ojos. Nos encontramos otra vez en la habitación. Veo a James asustado. Se acerca poco a poco a nosotras. Aurora y yo nos miramos. No sabemos porque tiene miedo. Las dos le sonreímos.
 - ¿Qué pasa? – digo
 - Cuando he abierto la puerta habéis desaparecido delante de mis narices – dice sentándose a nuestro lado. – Han pasado diez minutos donde no sabía qué hacer y justo cuando iba a llamar a alguien, no se a quien pero alguien llamaría – dice riéndose de sí mismo. – Y de repente aparecéis como si nada
 - Ya te lo conté todo – le digo. – Esto es algo nuevo para las dos.
 - Me vais a matar si hacéis cosas así – dice James y Aurora le abraza.
Tanto la niña y yo nos reímos. James pone cara de enfadado y nosotras nos reímos más. Durante un momento nos olvidamos de todo. Desde fuera parecemos una familia muy joven. James coge a la niña y comienza hacerle cosquillas, eso hace que los tres riamos más.
Cuando conseguimos tranquilizarnos James nos da la comida. Para la niña ha traído patatas con nuggets en forma de animalitos, también le ha traído fruta y zumo. Para nosotros dos un plato de lasaña y una botella de agua para cada uno. Comemos sentados en el suelo. Aurora le cuenta sobre sus papis y de la casa donde estuvo viendo hasta que fui a buscarle. Tanto James como yo nos reímos cuando intenta decir una palabra que no le sale. Después de que la niña se haya cepillado los dientes le tumbo en la cama donde no tarda en quedarse dormida. Yo vuelvo a sentarme en el suelo junto a James.
 - ¿Qué tienes planeado hacer? – me pregunta James
 - La verdad es que no lo sé – le digo. – Solo sé que tengo que proteger a Aurora.
 - Tenemos que averiguar quiénes os siguen – me dice.
 - ¿Cómo que tenemos? – le digo.
 - Te quiero ayudar – dice. – Olvidemos que hemos sido paciente y medico – yo solo asiento. – ¿Amigos? – me pregunta
 - Amigos – le digo mientras le abrazo
Le agradezco por querer ayudarme. Somos nosotros contra el mundo me dice. Yo me rio. Me pregunta porque el cambio y yo se lo explico, me mira y con cara de tristeza le pregunto si estoy fea. Rápidamente me dice que no, que estoy muy guapa y yo me rio. Abrazados y en el suelo nos contamos cosas, según vamos hablando me doy cuenta que nos hemos hecho amigos rápidamente. Sentados en el suelo y abrazados me doy cuenta que me voy quedando dormida. Poco a poco la oscuridad me invade.

Una luz cegadora me hace abrir los ojos. Enfoco poco a poco lo que hay a mí alrededor. Estoy atada a una silla. No hay nada, pero cuando mira a un lado me encuentro con otra silla más pequeña. En ella esta Aurora. Una puerta se abre y entra un hombre. No sé quién es. En su mano lleva dos pistolas. Miro a la niña. Le sonrió para darle tranquilidad.
  • Al fin podremos acabar con todas las mujer Kyvattarius – dice el hombre mientras se acerca a nosotros. – Hemos acabado con la persona que os protegía.
  • ¿James? – pregunto con lagrimas en los ojos.
  • Si – responde él. – Se nos ha resistido pero al final hemos terminado con él.
  • ¡No! – grito tratando de liberarme.
  • Ahora es vuestro turno – dice el hombre.

Aurora comienza a llorar. Comienzo a cantar mirándola. Ella me mira y también comienza a cantar. No terminamos de cantar cuando oímos dos disparos. Vemos como nos impacta a las dos la bala en el corazón. Con nuestro último aliento terminamos de cantar la canción de las mujeres Kyvattarius.

viernes, 10 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 8

Aparco el coche delante de una casa familiar. No sé cómo hemos llegado vivos aquí. Tampoco sé como ningún policía me ha parado por mi forma de conducir. Durante el trayecto el coche se me ha calado muchas veces, no controlaba muy bien la velocidad, muchas veces hemos estado a punto de tener algún accidente, frenaba muy de golpe o aceleraba demasiado. No he aparcado muy bien el coche, pero la cuestión es a ver llegado. Juan esta medio inconsciente. Me bajo del coche. Camino hacia la puerta y toco el timbre. Me abre la puerta uno de mis amigos que ya se ha hecho mayor. Tendrá unos veinticinco años. Ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi.
-  ¿En qué puedo ayudarte? – pregunta.
-  Tom, soy Sue – le digo.
Abre y cierra la boca. Me mira, cierra y abre los ojos. Me comienzo a reír, no pensaba que estaría tan bien disfrazada. Espero a que diga algo pero no reacciona. Me rio más fuerte y detrás de Tom aparece mi mejor amiga y la mujer de Tom que ahora tendrá unos veintitrés años. Ella sí que me reconoce porque nada más verme comienza a gritar y me abraza. Lloramos. La he extrañado mucho durante estos años. Nos enviábamos cartas pero no es lo mismo que hablar con la persona cara a cara.
-  Necesito que me ayudes Tom – le digo y el asiente. – ¿Puedes aparcar el coche en tu garaje?
-  Dame las llaves – dice.
Vamos juntos hacia el coche. Le digo que no se asuste por lo que vea. Entramos en el coche. Yo detrás y él como conductor. Me abrazo a Aurora. Ella esconde una cabecita en mi cuello y comienza a llorar. Sé que está muy asustada porque yo también lo estoy. No tarda en entrar el coche en el garaje.
-  No hagáis preguntas – les digo cuando salimos del coche.
Aurora se queda con mi mejor amiga mientras ayudo a Tom a sacar a Juan del coche. Vamos a la habitación de invitados. Dejo a Tom con Juan en la habitación. Mireia y yo nos vamos con los niños. Aurora está jugando con Lara en el salón, Mireia y yo tomamos un café. Nos contamos todo lo que ha sucedido en nuestras vidas desde que nos separamos.
-  ¡Sue! – grita Aurora.
Dirijo mi mirada hacia donde mira Aurora. Me encuentro con mis padres e hermano. Hablan con Aurora, pero ella está asustada. Le sonrió. Con este gesto le transmito que no pasa nada. Me levanto y me voy al baño con la niña. Cierro la puerta y las dos nos sentamos en el suelo.
-  No pasa nada cariño – le digo. – Son tus tíos y primo – le acaricio el cabello.
-  No los conozco – dice la niña.
-  Ella es la hermana de tu papa, ellos su marido e hijo – le digo.
-  Hola pequeña – les dice mis padres a la vez.
-  Hola primita – dice mi hermano.
- Cariño, ellos son mis padres – le digo.
- ¿No eres mi hermana? – me pregunta poniendo morritos.
-  Soy tu prima – le digo dándole un beso en la cabeza.
-  No te preocupes pequeña – dice mi madre. – Todo irá bien, nosotros os ayudaremos en todo lo que podamos.
Hablamos un poco más con ellos. Para no levantar sospecha no tardamos en salir del baño.

Hemos decidido que pasaremos la noche aquí para que Juan descanse. No les he dicho el nombre de Juan ni el de Aurora. Ya le dije a Aurora que no dijera su nombre para que no corrieran peligro las personas que nos ayudan. Así que cuando la hija de mis amigos le pregunto cómo se llamaba, curiosidad de los niños pequeños, ella le dijo que se llamaba princesa. Los adultos nos reímos del nuevo nombre de la niña. Después de cenar todos nos vamos a dormir, pero antes visitamos a Juan.

A la mañana siguiente Juan está mucho mejor, así que sin perder el tiempo nos vamos. Nos despedimos de mis amigos y les prometo estar en contacto. Esta vez conduce Juan aunque aun le duela un poco la pierna. Al irnos tan pronto la niña sigue durmiendo. Así que subo en la parte de atrás del coche para estar con ella. Durante el camino Juan me cuenta que iremos a otra propiedad suya.
Tardamos como dos horas en llegar a su propiedad. Esta en un pequeño pueblo. Hay poca población. Su casa está un poco apartada del pueblo. Cuando salimos del coche tapo a la niña con una manta para que nadie la vea.
La casa es pequeña. Tienen tres habitaciones incluyendo un pequeño baño y una cocina salón. Una de las habitaciones hay un baño. Juan nos dice que la niña y yo nos instalemos en esa habitación mientras que él ocupara la de al lado.
Cuando entro en la habitación tumbo a Aurora en la cama. Mientras yo voy al baño a ducharme. Aun me sorprendo cuando me miro al espejo. Toco mi cabello. Aun lo siento largo. Me cuesta acostumbrarme a tenerlo tan corto. Después de ducharme me maquillo. Me delineo los ojos, rímel y pintalabios rojo. Cogiendo la bolsa de la ropa que me ha dado Juan, cojo otro top y unos pantalones cortos. Por último unos tacones. Al salir del baño despierto a la niña para ducharla y cambiarla. A ella le pongo un vestido que ha comprado Juan y las bambas que llevaba. Peino su cabello rubio en una trenza de corona. Justo cuando termino llaman a la puerta.
-  Chicas coged todas las cosas, nos tenemos que ir – dice Juan en un susurro.
Sin decir nada cojo todo. Aurora me ayuda con su mochila. Vamos lo más rápido que podemos. Ya que no se sacado muchas, es fácil volver a guardar todo. Antes de salir me pongo unas gafas de sol. Cogiendo a la niña de la mano salgo de la habitación donde Juan nos está esperando con su propia bolsa de viaje.
-  Hay una persona en la puerta – me dice. – Saldremos por la puerta y diremos que nos vamos de viaje.
-  ¿Pero quién es? – pregunto
-  Ahora lo veras – me responde él cogiendo mi bolsa y así yo solo llevo la mochila de la niña.
-  Es James – dice Lucas
-  ¿Quién es James? – pregunta la niña y Juan se detiene para mirarla.
-  Simplemente sabemos que es él – le digo a Juan. – Es una medico – le digo a la niña.
-  Viene a buscarte Sue – dice mi padre.
-  Que no te descubra – dice mi madre.
-  Estaremos bien – digo para que no se preocupen.
Pero la verdad es que no sé como saldremos de esta situación. ¿Cómo habrá llegado James hasta esta casa? ¿Cómo sabe que estaríamos aquí? Son preguntas donde no hay respuesta. Juan me pide tranquilidad con la mirada antes de abrir la puerta, yo hago que la niña guarde silencio. Al abrir la puerta nos encontramos con James. Lleva puesta una chaqueta, tejanos y unas bambas.
-  ¿Señor Juan? – pregunta James y Juan asiente. – Le vengo a preguntar sobre Sue.
-  ¿No es la amiga de mi hija? – pregunta Juan como si no supiese nada. – La primera y última vez que la vi fue en el centro.
Yo me escondo detrás de Juan con la niña. James le cuenta que he desaparecido y ya que la última persona con la que hablo fue con él, quería saber si sabría donde podría a ver ido. Juan le responde que no sabe de mí. Después le dice que tiene prisa porque tiene que realizar un viaje con unos familiares. Juan comienza a andar con las maletas. Cuando James me ve nos quedamos mirándonos. Sonrió y sigo andando. Cerrando la puerta detrás de mí.
- Niñas mías recordad que sois unas Kyvattarius y corréis peligro – dice mi madre.
-  Lo sé madre – digo caminando hacia el coche.
-  Vuestro peligro se encuentra en el coche – dice mi madre asustada.
-  Hay una bomba – grito. – Juan el coche – grito.
Justo en el momento en que me giro cogiendo a Aurora en brazos y protegiéndola con mi cuerpo el coche explota. Me abrazo con fuerza a la niña. Siento como la niña comienza a llorar. La onda expansiva de la explosión nos hace terminar en el suelo.
Cuando consigo ponerme de pie. Me giro para buscar a Juan. Veo que esta tumbado en el suelo. Con la niña en brazos corro hacia él.
No puedo seguir ayudándote – me dice en un susurro. – Cuida de mi hija – comienzo a llorar.
-  No te va a pasar nada, llamaremos a una ambulancia – le digo.
-  Llévate tu bolsa de viaje – dice. – Se feliz con la niña.
-  Gracias por todo – le digo.
James se ha acercado a nosotros con móvil en mano. Juan ha sufrido algunas quemaduras y seguramente diversos golpes por la onda expansiva. Cojo la bolsa y llevando todo el equipaje me voy con la niña.

-  James nos tenemos que ir – digo.
-  ¿Pero lo dejaras aquí? – pregunta él persiguiéndome
-  James él lo ha deseado así – digo, él me mira y yo me rio. – James, soy Sue. 

viernes, 3 de junio de 2016

SUSURROS - CAPITULO 7

Hoy estoy haciendo la maleta. Hoy me trasladan a otro centro. Pero no llegare al otro centro. Me escapare. Aunque en el proceso puede que resulte herida. Hace una semana vino un familiar de una amiga a visitarla. No lo había visto antes porque estaba en la cárcel. Cuando lo conocí mi cabeza no paro de darle vueltas a una idea. Acepto ayudarme a cambio de una cantidad de dinero. El dinero lo extraeré de la herencia.

Estoy en el coche. De camino a mi libertad. Cuando vamos por la autopista un coche sin matricula viene de cara hacia nosotros. Haciendo impacto. Cierro los ojos. Me duele la cabeza. Otros coches comienzan a impactar con nosotros haciendo que vaya de un lado a otro. Al no sentir más impactos vuelvo a abrir los ojos. Abren la puerta. Un hombre con peluca, gorra y gafas me coge en brazos y me saca. Cuando estoy fuera del coche me libera para que pueda escapar libremente. Comenzamos a correr. La segunda parte del plan es encontrar un disfraz para esconderme y por ultimo ir a buscar a mi prima.

Llegamos a una cabaña apartada. Es la casa de mi cómplice. Es un hombre de treinta y ocho años, es el padre de mi amiga del centro que fue acusado por la muerte de su mujer y protegiendo a su hija. Lo primero que hago es cortarme el pelo hasta los hombros y teñírmelo. Me despido de mi pelo que me llegaba hasta la cintura. Cambio mi pelo rubio por un negro azabache. También me tiño las cejas para que no se note nada. Después me ducho. Y por ultimo ropa y maquillaje. Mientras tanto mi cómplice se ha rapado el pelo como un militar, se ha puesto unas gafas negras, camiseta, tejanos y unas botas militares. Mientras yo llevo un top dejando ver mi piercing del ombligo que me he cambiado por otro. Después me he puesto una mini falda y por ultimo unas botas hasta la rodilla con un poco de tacón. Me he puesto rímel y pintalabios rojo. Al terminar me veo en el espejo y no parezco yo.

Vamos en un coche. Estamos de camino a la casa de acogida donde se encuentra mi prima. Durante el camino escuchamos las noticias en la radio. Hablan del accidente. La suerte es que solo ha habido heridos y ningún muerto. No dicen nada más. Pero es solo es el principio. Aparcamos en el calle del al lado de la casa de acogida. Me pongo unas gafas de sol y salimos del coche. Hoy voy a tener a mi prima a cualquier precio. Antes de tocar el timbre se oyen disparos. Sin pensarlo dos veces mi compañero tira la puerta y dentro hay cuatro hombres con mascaras. Han disparado al techo. Nos han oído así que comienzan a disparar contra nosotros. Lo esquivamos como podemos. Él saca una pistola y también comienza a disparar mientras yo recorro toda la casa en busca de mi prima. En el salón no la encuentro. Corro a las habitaciones. Voy abriendo puerta en puerta. Después de seis puertas encuentro una habitación de niñas vacía. Entro cerrando la puerta. Me tumbo en el suelo y miro debajo de una de las camas. En ella hay cuatro niñas escondidas con los ojos cerrados.
-   ¿Aurora? – pregunto en un susurro.
-  ¿Sue? – dice una niñita de unos cinco años.
Sale del escondite y nos abrazamos. Cogiendo su mochila cojo varia cosas. Y salgo con ella en brazos. Salimos por la puerta trasera. Corro. No para de correr. Nadie se ha dado cuenta que una de las niñas no está. Voy hacia el coche. Cuando llego hago que la niña se siente en la parte de atrás del coche. Yo me siento en el asiento del conductor. Respiro un par de veces antes de comenzar a conducir. Solo di unas cinco clases con unos amigos. Antes de entrar en el centro tenía unos amigos que eran mayores que yo, entre todos nos entendíamos y no les importaba que fuera mucho menor que ellos. Nadie me hacía preguntas, solo estaban conmigo y me protegían. Durante este tiempo he sabido de ellos a través de cartas. Éramos cinco chicos y dos chicas contando conmigo. Uno de ellos se había casado con mi amiga en una noche de locura. Otro de ellos murió en un accidente de avión, todos lloramos por su muerte. Los dos gemelos han creado una pequeña empresa y por ultimo esta el pelirrojo, el temible le llamábamos. Era el mayor de todos. Lo último que supe de él es que ahora mismo está en la guerra. Nos conocíamos por ser vecinos. Pero todos nos hicimos muy amigos ya que teníamos un punto en común.

Como puedo llego a la casa de acogida con el coche. Aparco el coche y antes de salir le digo a Aurora que se esconda como pueda. Entro en la casa con pistola en mano. Pronto llegaran los policías. Hay un hombre en el suelo, está rodeado de un charco de sangre. Hay otro inconsciente, faltan dos más pero no los veo. Busco a mi compañero. Esta detrás de un sofá medio inconsciente. Con heridas en una de las piernas y otro en el brazo. Está perdiendo mucha sangre. Le ayudo a ponerse en pie y cómo podemos salimos de la casa. A lo lejos se escucha la sirena de policías. Cuando llegamos al coche lo subo en el asiento de copiloto y yo subo al otro lado. Arranco el coche y me voy. Voy a un descampado y aparco el coche ahí. Juan, mi cómplice, esta inconsciente.
-  Aurora dame dos prendas de tu mochila – le digo a mi prima.
-  Toma – dice la niña dándome dos camisetas.
Desgarrando las camisetas, le hago un torniquete en la pierna y brazo de Juan. Mientras tanto intento que recupere el conocimiento.

Salgo del descampado. Intento no derrumbarme. Conduzco, aunque un par de veces no hemos tenido un accidente de milagro. Primero tengo que curar a Juan, no puedo llevarlo a un hospital. Harían muchas preguntas. Así que me tocara volver al pasado. Sigo conduciendo con un destino en mente.