domingo, 1 de mayo de 2016

CAPITULO 2 - DE VUELTA A CASA.


13 de junio de 2013, Santa Mónica.

Por fin, estaba en casa, el único lugar donde me sentía en paz, alrededor de los animales, los prados, mi familia. Hacía ya, cuatro horas, que había llegado, y lo primero que he hecho es ir a ver a mi caballo, Thor, el siempre me ha apoyado y me ha comprendido, es mi mejor amigo dentro del mundo animal, sin contar a mi fiel perro, Heracles, puedo contar con el para todo, es único y el mejo regalo que me pudo hacer mi abuelo, Derek, a los 15 años.
Mi abuela, Leticia, a la cual llamamos “Leti”, como siempre me ha preparado un banquete, bueno para todos, pero en el fondo su famoso chili ultra picante lo hace por mi, mis hermanos lo odian, no soportan que pique tanto, pero me gusta que sea así porque es algo que solo compartimos mi abuela y yo, si soy un niño de la abuela, no se que haría si me faltase algún día, no podría soportarlo.
Ahora mismo, se que mi Nuria ya ha llegado a casa de sus padres, dado que estos no se iban a Francia como de costumbre, porque me ha mandado un WhatsApp diciéndome que ya había llegado y que había recordado como nos conocimos, de hecho si, fue un tremendo choc, yo también, lo recuerdo muy vividamente, mi abuelo siempre me ha dicho que los hombres de nuestra familia siempre hemos sabido cuando hemos encontrado a nuestra alma gemela, poco antes de encontrarla soñamos con ella y al tocarla nos empieza a aparecer un tatuaje, nunca se me ocurrió me preguntar a causa de este, pero se que a nosotros nos aparecen y a nuestras mujeres también, pero diferente al nuestro, en fin, esta ya es otra historia. He corroborado aquello que mi abuelo me decía, volviendo al día que conocí a mi amada rubia dorada, fue alucinante, me quede paralizado, como si no pudiera creer que tenia a mi “merrow” delante de mi. Ver esos ojos verdes que me recordaban a los bellos prados de la hacienda de mis padrinos y su cabello rubio dorado como el sol, casi acaban conmigo.
Estoy cepillando a Thor, mientras recuerdo esto, aunque ya sea muy tarde, hasta que mi santa abuela llega para meterme en vereda, como cuando era un niño, en serio que la adoro.

  • Iván Mackenzie, se puede saber que horas son estas para que este despierto? Que acabas de llegar de viaje, por amor de dios – me dice.
  • Abuela, sabes que te quiero, pero de verdad que no tengo sueño, y por eso estoy aquí. De verdad, a estas alturas aun me regañas como cuando era un niño? – Le reprocho sonriendo ya sabiendo su respuesta.
  • Me importa un comino la edad que tengas, señorito, siempre serás mi niño, te pongas como te pongas – me guiña un ojo y sonríe.
  • Porque sabia que me ibas a decir eso – me rio no puedo evitarlo.
  • Echas de menos a tu novia cierto? - me pregunta.
  • Si, la verdad es que si, no me gusta que este con sus padres, no la tratan bien, cuando no están aquí se la llevan con ellos, pero allá donde van la dejan a a su aire, sola, y no me hace gracia – le digo muy a mi pesar.
  • Son unos cerdos, ya podrían dejarla venir al menos una vez, para que la conozcamos, no? Estoy deseando poder conocer a la mujer que ha conseguido robar el corazón a mi preciado nieto – me guiña un ojo, y no se porque creo que ya me esta organizando hasta mi boda.
    Si algo se le dan bien a la lianta de mi abuela y su mejor amiga, Melisa, es organizar bodas, te organizan todo en menos de cuatro horas, en serio me dan miedo.
  • Abuela, tranquila, intentaré traerla para las navidades, así tenga que secuestrarla, y además como acabamos el curso, no tendrá excusa que poner así que vendrá – le digo riendo.
  • Me alegro mucho de oír eso, cariño, ya estoy deseando que llegue ese día – la muy truhana se parte de risa y se que ya esta tramando algo.
  • Y yo abuela y yo – le miento, me da pavor traerla jajaja son peores que los paparazzi.
  • Serás embustero, se que mientes, truhán, ya sabes que detecto las mentiras – me dice con voz cantarina.
  • Como lo detectas abuela, siempre he sabido que lo hacías pero solo tu o alguien más puede?
  • Todas las mujeres Mackenzie y todas las Halliwell podemos hacerlo, algunas de la misma forma, pero la mayoría a su propia manera, por ejemplo, yo puedo detectarlo de dos maneras, la primera es con el aura de las personas y las segunda puedo oler la mentira, es como un olor agrio, asqueroso, como a pescado en mal estado.
  • En serio? Estoy alucinando, abuela, por eso siempre nos pillabais cuando mentíamos, que callado os lo teníais.
  • Si, la verdad es que si, es como en el campo de batalla, cuanto menos sepan tus enemigos de ti, mejor. Pero debes saber, que esto es un secreto, nadie debe saber que o quien tiene este don ni cuales, la gente es muy supersticiosa y maliciosa y el poder siempre corrompe, recuerda estas palabras, mi niño.
  • Claro abuela, no diré nada, pero solo las mujeres de ambas familias tienen este tipo de don?
  • Si, desde hace casi un milenio, y nunca se ha sabido de otra familia, porque lo dices?
  • Porque el día que nos conocimos, Nuria, me dijo que ella sabia detectar la mentira, de una forma en que otros no pueden, que por eso siempre prefería a estar sola que con gente que le miente.
  • Si que es curioso, si, pero bueno no creo que sea nada de lo que preocuparse, a veces, los niños desarrollan sus propios dones durante su infancia cuando aun son inocentes, no te preocupes, no será nada malo.
  • Vale, en serio, que ya tengo paranoias, me tiene preocupado.
  • Es normal, cariño, la amas, y corazón nos complica todo. Por cierto tienes una foto de ella?
  • Si, en el móvil, espera que la busco – saco el móvil y busco una foto de ella, encuentro una de mis favoritas donde, Nuria, esta hermosa. Se la enseño.
  • Ostras, si que es bella – me mira con una sonrisa – cierra la boca que se cae la baba – se carcajea la muy pillina.
  • Demasiado hermosa, miedo me da si algún día tenemos una hija, no pienso separarme de ella, seré su sombra – me rio al ver como me mira.
  • Tu como tu abuelo y tu padre, no tenéis remedio.
  • Que se le va a hacer abuela – me rio – Bueno ahora si que estoy cansado, me voy a la cama, gracias por la charla abuela – le doy un beso en la mejilla y me marcho.
  • Adiós, cariño, que descanses, ya cierro yo.

Veo a mi nieto marcharse, y me quedo pensando en si ya he visto a esta muchacha, se me hace muy familiar, mi intuición me dice que algo va a suceder y algo muy importante. Tengo muchas ganas de conocer a Nuria, pero mi corazón es como la reconociera, es muy raro. Sé que se avecina una gran guerra y que es hora de sacar las armas.

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