miércoles, 27 de abril de 2016

CAPITULO 1 - EL PRINCIPIO DE TODO




12 de Junio de 2013, New York.

Era un día soleado, como siempre en New York. Acabo de aterrizar en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, vengo a ver a mis padres, como cada fin de semestre desde que empecé la universidad hace un año, aunque ahora he terminado mi tercer año de medicina.

Por cierto, aun no me he presentado, me llamo Núria Angellico (o al menos eso creía), soy rubia y tengo los ojos verdes, tengo 24 años y estudio medicina en la universidad de California en Santa Bárbara, donde hace año y medio me mudé al campus junto a mis compañeras de habitación a las que conocí muy bien esos tres meses, que Esmeralda, Dafne, Amberly, Patry, Sandra y yo pasamos juntas organizando las habitaciones, los papeles para la universidad, vamos todo lo necesario.

Pero lo mejor de todo, fue cuando conocí al amor de mi vida en este mismo aeropuerto, Iván, él es el centro de mi vida, me ama, me cuida, me mima y me apoya incondicionalmente, siempre me dice que le encantan mis ojos verdes como esmeraldas pero de un color muy sutil, ya que combina espectacularmente con mi cabello dorado, me acuerdo de su cara la primera vez que nos vimos como si fuera ayer.

Hace dos años en este mismo aeropuerto.....

Acabo de bajar del avión, es de noche y estoy esperando mi maleta, cuando voy a cogerla, a la vez un chico también la coge, voy a decirle cuatro cosas, pero cuando lo veo, mi cerebro hace cortocircuito y me quedo sin habla, ni siquiera me doy cuenta de que a el le sucede lo mismo hasta que alguien choca contra mi al pasar por mi lado, entonces me recupero un poco de mi ensimismamiento.
  • Disculpe, esta es mi maleta – le dije.
  • Emm...si..disculpe – me dice el – me he confundido, usted tiene la misma maleta que yo, mire aquí esta! - veo que coge su maleta pero hasta que no me dice que mire, no pude dejar de mirarlo.
  • Madre mía, es cierto – me rio – las casualidades de la vida – vuelvo a reírme - no se preocupe, asunto resuelto, estas cosas pasan.
  • Desde luego, si que es una casualidad, pero por favor tuteémonos, que estamos en el siglo XXI, y estos formalismos lo utilizan nuestros padres – se ríe – no nosotros – se ríe y me guiña un ojo, yo creo que casi me da un infarto – me llamo Iván Mckenzie, y tu?
  • Si mejor tuteémonos, a mi tampoco me gustan estos formalismos, pero mi madre es un tormento cuando no los utilizo – me carcajeo y también le guiño un ojo, a lo cual el se ríe – me llamo Nuria Angellico, encantada – le doy dos besos, uno en cada mejilla, y creo que me arrepentí de hacerlo.

Ha sido solamente un impulso, pero la electricidad que acabo de sentir al mero roce, ha sido increíble, no hay una sola parte de mi cuerpo que la haya sentido, y me parece increíble que este simple roce me haya puesto a cien y me haya hecho mojar las bragas, de verdad, Nuria no tienes remedio, me dije a mi misma.
  • Igualmente, Nuria – me dijo carraspeando – Hacia donde te diriges?
  • Me dirijo a la hacienda de mis padres, que esta a las afueras, pero no tan lejos de la cuidad, y la verdad es una ventaja – me rio, pero me estoy poniendo nerviosa.
  • No te lo vas a creer, pero esta es otra casualidad, mis padres también tienen una hacienda – se ríe, tocándose el pelo y no se porque pero quiero hacerlo yo.
  • No me lo creo, es increíble, vives aquí también con tus padres? - le pregunte totalmente asombrada.
  • No, la hacienda de mis padres y donde me crie, esta situada a las afueras de Santa Mónica en California – me dijo – mis padrinos, que son como mis tíos, también tienen una hacienda allí, justo al lado de la nuestra.
  • No me digas que California, yo en unos meses me marcho a Santa Bárbara para preparar todo lo relacionado con la universidad – le dije un poco entusiasmada pero no se porque.
  • En serio, otra casualidad más? Esto es increíble, mis hermanos y yo también estudiaremos allí, bueno, mis cuñadas también – se carcajea, yo también me rio.
  • En serio? Alucino. Cuantos hermanos tienes? - le pregunto.
  • Tomamos algo en el Sturbucks y te cuento? - me pregunta, a lo cual, accedo. - Tengo bastantes hermanos, los de sangre y los que no la llevan, pero para mi son hermanos igual - Me mira y se ríe.
  • Vale, ahora me has intrigado! Cuantos hermanos de sangre tienes? - le guiño un ojo mientras se lo pregunto.
  • Pues están, Diego, Andrés, Dylan, Alejandro, Javier, Marcos, Gillian y Ariel, ellos son mis hermanos de sangre, luego están mis primos, que son más que primos, son hermanos – me guiña el ojo otra vez, cuanto más lo hace mas me gusta.
  • Tantos hermanos tienes? Yo soy hija única, y ya te digo que me encantaría tener la multitud de hermanos que tu tienes – suelto una risita suave. - Aun hay más?
  • Si, luego están los que no llevan mi sangre, mis amigos de la infancia, como Logan, Steve y Daniel, y por supuesto, los hermanos de mis cuñadas, Erik y Ryan – me lo dijo con tal orgullo que me fascinó.
  • Ya te repito que me encantaría tener hermanos, lleven mi sangre o no, como tienes tu, siempre me he sentido bastante sola, la verdad – le dije un poco triste.
  • Y eso porque? Fuiste a la escuela, no? - me pregunto preocupado al ver mi cara – Pues aquí tienes un amigo para lo que necesites, y ya te digo que mi lealtad no se la doy a todo el mundo – me guiña un ojo, de verdad que me pone que haga eso, me hace tonta, y sonreír como tal. - Nunca es tarde para ganar un amigo.
  • Muchas gracias, Iván, de verdad – le digo muy emocionada. - Sinceramente, me llevaba bien con los compañeros del colegio, pero mis padres nunca me permitían hacer fiestas, ni invitar amigas a mi casa para hacer deberes o estudiar, así que me dejaban de lado. – Iván me cogió las manos mientras le contaba, el corazón me empezó a latir con fuerza – Como te imaginarás, en el instituto fue igual, incluso peor, porque se burlaban de mi, diciéndome que dejara de estudiar que se me iba a quedar la cara en forma de libro, y miles de cosas por el estilo, pero no me importó mucho porque entendí que una persona que te miente siempre no vale la pena, y yo siempre sabia quien me mentía, incluso mis padres me han mentido cientos de veces, pero contra eso no puedo hacer nada, son mis padres.
  • Dios mío, Nuria, y como tus padres permitieron eso? Mi madre y mi madrina ya se habrían lanzado a la yugular de esos padres como si fueran lobas – se ríe – No de verdad, dan miedo – pone cara de espanto y a mi me entra la risa, y se me escapan una lagrimas, las cuales, el las recoge con sus dedos- No, no llores Nuria, como has dicho no merecen la pena, ni siquiera que llores, lo bueno es que al menos te he hecho reír, pero de verdad , no es broma, dan miedito – se carcajea otra vez.
  • Me hubiera gustado que mi madre me hubiera defendido de la misma manera, pero de verdad tanto miedo dan? - le digo riendo.
  • Me lo imagino, Rubia Dorada– se ríe y me toca el pelo, creo que hasta suelto un pequeño gemido al notar sus manos sobre el. - Son mujeres extraordinarias, pero, como dicen ellas, con mis niños no se mete nadie que no vive para contarlo, lo dicen con una cara que pobre de aquel que diga lo contrario – vuelve a reír.
  • Iván, a que has venido a New York? Yo ya te he dicho que vivo aquí con mis padres, pero se me había olvidado preguntarte – me rio – que cabeza la mía – vuelvo a reírme.
  • He venido a ver a mis abuelos que viven en New Jersey, Daniel vino por motivos de trabajo y dejo aquí su coche, el cual me llevaré conmigo a mi vuelta a Santa Mónica – me dice con un brillo travieso en los ojos.
  • Ves eso también lo envidio, mi abuelos están muertos, los cuatro, me hubiera encantado que me contaran historias de su niñez, o de como se conocieron – le digo un poco afligida.

Iván me acaricia la mejilla y yo dejo caer más lagrimas, sin poder remediarlo, con el me siento segura y siento que puede ser yo, sin que alguien me mire mal. Me levanto el mentón y me hizo mirarle a los ojos, creo que aquí fue cuando supe que me estaba enamorando de él.

  • Mis abuelos son geniales. Desde que eramos pequeños siempre nos contaban historias, sobre todo mi abuelo, siempre se vanagloria de como conquistó a mi abuela, aunque reconozca que le costó un poco, mi abuela se hizo de rogar mucho – le da la risita y noto en sus ojos como adora a su abuelo.
  • No me digas? - Le pregunto mientras me rio – Se nota que son muy especiales y que les quieres mucho. Como consiguió tu abuelo conquistar a tu abuela? - Le pregunto con mucha curiosidad.
  • Pues veras, mi abuelo después de dos años de intentos, se le abrió ante su mente y sus ojos la única manera para conseguir que mi abuela dejara de lado su terquedad y le dijera que si – me dijo el.
  • Vale, estoy atenta, que fue lo que vio? - le dije cada más intrigada.
  • La llegua de mi abuelo, dio a luz a dos potrillos, a mi abuela, esa raza de caballos es su favorita, pues ami abuelo preparo una cena romántica en la playa, e hizo que trajeran a uno de los potrillos hasta allí, cuando mi abuela lo vio se quedo alucinada y muy contenta, sobretodo cuando al acariciar a la pequeña, vio que en el lazo había una anillo y cuando se giro hacia mi abuelo, lo vio con una rodilla sobre la arena, se quedo muda y no paraba de llorar mientras mi abuelo le preguntaba si se quería casar con el, a lo que ella acepto.- dijo Iván con total emoción y orgullo.
  • Dios mio, que bonito, tu abuelo supo aprovechar muy bien su oportunidad – me rio mientras me seco una lagrima rebelde.
  • Desde luego, al día de hoy parecen dos adolescentes, que a veces me tengo que reír, no puedo remediarlo – me dijo el.
  • Eso seguro, me lo creo - le digo. - Iván se hace tarde, nos vamos?
  • Ostras si, la verdad que se ha hecho tarde, mi abuela me mata fijo – me dice riendo.
Iván y yo vamos hacia el aparcamiento, muy juntos, casi rozando nuestros brazos, me da un escalofrió, que intento disimular, pero es inútil, el se da cuenta y me pone su chaqueta sobre los hombros. Se acerca tanto que sus labios rozan mi oreja, y suelto un pequeño gemido, quiero pensar que no se ha dado cuenta, al ponerme su brazo sobre mi hombros como ha hecho antes con su chaqueta, creo que mis deseos se han hecho realidad, porque quería tenerlo así de cerca, aunque seamos sinceras, no se que tiene este hombre que anda mas conocerlo, ya me vuelve loca. Llegamos a mi coche e intento devolverle su chaqueta, cosa que el no me permite.

  • No, Nuria, quedátela y otro día me la devuelves, así tengo una excusa para volver a verte – me dice guiñándome un ojo.
  • Iván, de verdad no hace falta, tengo la calefacción del coche – le digo mientras me la quito.

De repente, noto que Iván me aplasta contra el coche, y me devora la boca como si le fuera la vida en ello, me besa con una pasión que no me deja respirar, me tiene cogida por la cintura con su mano derecha y su mano izquierda sujeta mi nuca acercándome más a el, como si no pudiera tener suficiente de mi, aunque a la vez sea tierno e intente cuidarme, cosa que me da igual porque cuanto más me besa, más pierdo la razón.
A los dos minutos, estamos ambos sin respiración, Iván apoya su frente contra la mía, los dos jadeamos, y ninguno habla, no podemos, noto su erección contra mi vientre, y lo único que quiero es que me haga suya ahí mismo en el coche, desde luego que no pienso, pero mi cuerpo decide por mi. Por la mirada de Iván se que piensa lo mismo, pero aun así se contiene, me llama su rubia dorada, y yo me derrito.
Noto que se aleja un poco, y me deja espacio para respirar, pero sin soltarme la cintura, y me dice:

  • Preciosa, no pongas peros, cuando estés lista para devolvérmela, el en bolsillo derecho de arriba tienes un papelito con mi número de móvil – me guiña un ojo, como lo adoro cuando hace eso.
No me da tiempo a contestar, cuando me da un corto pero súper intenso beso, que me ha frito hasta las neuronas, se separa de mi e interrumpe el beso, me dice adiós y se dirige hacia su coche. Yo me quedo ahí totalmente descolocada y con el corazón a mil por hora, me subo al coche, camino a casa de mis padres, sabiendo que aquella noche era el principio de todo, de una posible historia de amor, que queréis que os diga soy una romántica.

Volviendo al presente....

Desde luego, que esa noche no la podré olvidar nunca, ni las siguientes tampoco, pero como hice en ese momento, cojo mi maleta y me dirijo a la Hacienda Angellico para reunirme con mis padres, deseando con el corazón volver a ver a mi amado Iván, odio que nos separemos durante las vacaciones, pero ni modo, es lo que toca.




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