Dicen
que el tiempo,
cura
todo.
Pero,
mi vida,
sigo
herida
porque
no se de ti.
Añora tu piel
en
el crepúsculo.
Añoro
tus besos
al
alba.
Con
tu mirada
me
dices, te amo.
Con
tus caricias
me
dices, te deseo.
Y
me muestras
con
tus besos,
tu
alma
mi
mundo, mi paraíso.
Amor
mio, ahora,
necesito
que me
grites
¡te amo!
Como
clamaste
a
la noche
de nuestro
primer
beso.
En aquel lugar,
donde
dejé escrito
en
piedra
nuestros
nombres,
con
la promesa de
estar
unidos,
ahora
y siempre.
Muy bonito¡ Flor de un día o dos.
ResponderEliminarOye, Oye, voy a hacer un escrito sobre tu deseo de ir a Paris, de donde vienen los niños, y me gustaría tener un correo; o una dirección para enviarte un libro mío nuevo.
Un cordial saludo, y Felices Días, siempre¡